Paula Kasares y Xan Aire. Sociolingüista y Coordinador del proyecto lingüístico de Seaska: Las sinergias facilitan mayores posibilidades en el desarrollo de la lengua

2017-12-06

EUSKO IKASKUNTZA

BELAXE. ITZULPEN ZERBITZUA

¿Qué iniciativas destacarías por su influencia en el desarrollo de la lengua vasca?

Paula Kasares (P. K.): ¿Qué iniciativas influyen en el desarrollo de la lengua vasca? Sin duda, en estas últimas cinco décadas y, en concreto, desde que se difundió el modelo del euskera unificado (batua), se han llevado a cabo iniciativas básicas e imprescindibles para el desarrollo del euskera, de la lengua o del código. Hablamos de una lengua que no estaba normalizada, que, en cierto sentido, no estaba materializada y que no tenía un código estándar único. Hemos conseguido que el euskera sea una lengua válida no solo en el ámbito de los quehaceres cotidianos sino también en el terreno de la cultura digital emergente (hemos adaptado la terminología, la lexicografía, etc.). Es decir, en cinco décadas, el euskera ha pasado de los manuscritos y los cementerios —sí, también hemos visitado esos lugares—, de ser una lengua asociada al papel, con un vínculo escaso o reducido, a ser una lengua que se emplea con completa eficacia en las tareas comunes diarias.

No obstante, quizás resulte todavía más interesante pensar qué iniciativas afectan al pueblo o a la comunidad de hablantes cuya lengua de expresión es el euskera. En ese sentido, podríamos citar numerosas iniciativas, empezando por las relacionadas con la educación. Posteriormente, hemos visto que el proceso de institucionalización de dichas iniciativas se ha universalizado, y hoy en día esa vía de acción no es tan notoria, pero aun así sigue teniendo peso y se plantean iniciativas relacionadas con el uso del euskera. Con respecto a estas iniciativas populares, que se realizan con el objetivo de desarrollar la lengua en determinados ámbitos y de fomentar su uso social, es particularmente interesante analizar cuándo encuentran la protección de las instituciones públicas o cuándo es posible dicha unión. Es importante saber cuándo pueden darse esas sinergias, porque en ese caso la lengua tiene mayores posibilidades de desarrollo.

Precisamente, conviene señalar que el pasado julio se firmó un convenio de colaboración entre instituciones públicas de territorios en los que se habla euskera. Es una iniciativa que merece la pena destacar porque es la primera vez que se crea un espacio de colaboración para desarrollar una política lingüística unificada y coordinada. Hasta la fecha, no habíamos conocido algo así.

Xan Aire (X. A.): Ya que has mencionado el uso social del euskera, aprovecho para comentar que, en mi caso, si tuviera que subrayar una iniciativa, subrayaría la iniciativa BAM. BAM es una dinámica («Ahobizi Belarriprest») que se está desarrollando en Baiona, Anglet y Miarritze (Biarritz). No es exactamente una invención, pero yo la destacaría por su itinerario y por el éxito que está teniendo. Ha sido impresionante ver cómo una actividad de este tipo tiene la capacidad de relacionar entre sí a la ciudadanía. Los ciudadanos y las ciudadanas nos hemos organizado, tanto desde el punto de vista de la comunicación como de la formación, con el objetivo de salir a la calle y hablar euskera con más frecuencia.

Por otro lado, subrayaría también el éxito, porque se ha dicho que, si se tienen en cuenta tanto las personas hablantes activas como las pasivas, hay unas quince mil oportunidades de hablar euskera en Baiona, Anglet y Biarritz. Nosotros habíamos previsto formar un núcleo de ese tipo con 421 personas y salir a la calle; pero hemos superado esa línea con creces. Antes de que finalizase el plazo para apuntarse, había ya 600 personas y las inscripciones continuaban. Así que es evidente que hay algo que se está moviendo. Creo que la gente necesita y recibe con agrado un modelo de uso de esas características.

Xan Aire eta Paula Kasares

“Si tuviera que subrayar una iniciativa, subrayaría la iniciativa BAM. Una dinámica («Ahobizi Belarriprest») que se está desarrollando en Baiona, Anglet y Miarritze (Biarritz) con el objetivo de salir a la calle y hablar euskera con más frecuencia”.

¿De qué forma contribuyen dichas iniciativas al desarrollo de la comunidad vasca?

X. A.: En mi opinión, la dinámica «Ahobizi Belarriprest» tiene de partida algo positivo y es que la gente adulta se pone manos a la obra, en un activismo así de simple. Por una vez, no se han puesto todas las expectativas y las esperanzas en las personas de edad infantil o adolescente; y creo que ese aspecto es esencial, tanto de cara al presente como al futuro. No obstante, por concretarlo aún más, creo que hay un factor muy interesante. Me refiero a que hay un trabajo de identificación que se establece sobre la marcha; un trabajo de identificación relacionado con las personas, de identificación geográfica y, quizás, también temporal; está ese espíritu de ir consiguiendo cosas progresivamente.

Desde una perspectiva más general, yo diría que es una activación, un escáner sociolingüístico, muy cercano y muy factible, que se activa dirigiendo la mirada hacia la cotidianidad y hacia nuestro espacio habitual a través de ese enfoque lingüístico. Es posible que anteriormente nos haya faltado un aspecto más para que se cumpliesen ciertas funciones lingüísticas y sociales.

En particular, es importante que la figura «Ahobizi» dé valor a ese apartado del uso social del euskera (la producción oral), pero es igualmente relevante que se valore la comprensión del euskera; y eso, quizás, no lo habíamos hecho antes. Hay que apreciar la capacidad de comprender el euskera porque, entre otras cosas, multiplica los campos de práctica de las personas hablantes activas; por eso, la figura «Belarriprest», casi un lujo, contribuye a desarrollar todavía más el concepto de uso del euskera.

P. K.: Estoy de acuerdo con que el uso social es, de alguna forma, el termómetro que determina lo viva que está una lengua y que ahí es donde se encuentra nuestro reto. El euskera es una lengua útil en nuestra vida cotidiana, es una herramienta adecuada y, por esa razón, si queremos que perviva, debemos incluirla en nuestro día a día. La supervivencia de una lengua depende en gran medida de ello; por esa razón, teniendo en cuenta la situación de nuestra lengua, hay que ubicar la importancia de su uso. Dicho de otro modo, las personas hablantes de la comunidad vasca saben más de una lengua, es decir, además de euskera, hablan como mínimo otra lengua o más. En consecuencia, el uso hay que situarlo dentro de ese contexto plurilingüe —entre las propias personas euskaldunes (vascófonas)—; por tanto, en dicho uso subyace una elección. Y esa elección tendrá lugar en la medida en que esa herramienta expresiva me resulte útil para dicha necesidad comunicativa. En ese sentido, somos conscientes de que no podemos competir con otras lenguas más mayoritarias, con numerosos medios de expresión más amplios, más atractivos; pero, al mismo tiempo, debemos saber apreciar también el valor añadido del euskera, ese valor único de la lengua vasca.

Precisamente ahí la actividad cultural adquiere mucha relevancia. Las actividades musicales, literarias, artísticas y similares son fundamentales. La improvisación de versos (bertsolaritza) es un bonito ejemplo de una actividad que solo se puede disfrutar en euskera. No se puede disfrutar en otras lenguas; podremos tener otras experiencias, pero esa no. Y, además, hemos sido capaces de adaptar esta forma de expresión artística, la improvisación de versos, al contexto urbano y juvenil actual. Procedía del ámbito agrícola y, probablemente, era una de las costumbres de las personas de más edad; una forma de expresión cultural. Hoy en día, sin embargo, se le ha dado la vuelta. A mí me parece un ejemplo paradigmático.

Xan Aire eta Paula Kasares

“Es importante que la figura «Ahobizi» dé valor a ese apartado del uso social del euskera (la producción oral), pero es igualmente relevante que se valore la comprensión del euskera; y eso, quizás, no lo habíamos hecho antes. Hay que apreciar la capacidad de comprender el euskera porque, entre otras cosas, multiplica los campos de práctica de las personas hablantes activas; por eso, la figura «Belarriprest»”.

¿Qué sueños o deseos futuros persiguen dichas iniciativas? ¿Cómo ves tú ese futuro?

P. K.: Históricamente, el activismo, el movimiento popular o las iniciativas sociales en favor del euskera han buscado siempre que el euskera perviva, que sea una lengua viva y que las personas vascoparlantes puedan vivir en euskera. Si analizamos qué necesidades ha habido, veremos que siempre han estado muy relacionadas con la supervivencia. Las iniciativas en favor de otras lenguas son más hegemónicas, más expansionistas, de difusión más amplia; pretenden mantener una jerarquía y prevalecer sobre otras. Han sido siempre muy ambiciosas, a diferencia de la nuestra. No veo que los sueños vayan mucho más allá de desear que siga viva; y no es poco, si tenemos en cuenta que es una lengua minoritaria.

Y, ahora, en cuanto a la segunda parte de la pregunta, ¿que cómo veo el futuro? Pues tengo que decir que veo el futuro con luces y sombras. En comparación con otras lenguas minoritarias, el euskera no está en una situación de debilidad, ya que durante estos últimos cincuenta años se han modificado y se han mejorado muchas cosas. Estamos en un proceso de recuperación social. Es un proceso lento, con carencias... pero seguimos avanzando. Si pensamos, por ejemplo, en la situación del bretón o del occitano en Francia, el euskera tiene una posición más firme con respecto a varios parámetros. Por el contrario, si pensamos en nuestra situación óptima, en la del pueblo más euskaldun, vemos que la situación también puede volverse frágil. Esas situaciones se dan normalmente en pueblos pequeños, ya que en ellos el euskera tiene una especie de hegemonía social o comunicativa porque es la lengua principal en las relaciones del vecindario o en las redes de comunicación social. Sin embargo, esa situación puede tambalearse si se construye un barrio nuevo y 200 familias de fuera se trasladan a vivir en él. Por tanto, considero que en el terreno de los usos sociales hay que dar un salto cualitativo en el futuro.

X. A.: Siguiendo con ese tema, es cierto que el ámbito geográfico de la iniciativa BAM no es nada fácil, pero se ha apostado por empezar por ahí. En la zona de Baiona, Anglet y Biarritz predominan las personas hablantes de francés, ya que muchas personas procedentes de Francia se han ido a vivir allí; por eso, creo que debemos empezar por conformar el núcleo de una comunidad euskaldun. Para ello, es importante visibilizar el euskera dentro de un molde duradero y contamos con fortalezas tan positivas y tan optimistas como las que hemos construido con la dinámica «Ahobizi Belarriprest», bien sea en la escuela, en los centros de educación nocturnos, en nuestros medios de comunicación o en los grupos para practicar la expresión oral en euskera. Sin embargo, pienso que hoy en día la gente quiere ir incluso más lejos; creo que tiene ganas de salir de esas fortalezas, bajar a la calle y usar el euskera con la mayor normalidad posible.

Supone una tarea pendiente muy interesante, y creo que pasa por una fase de desacralización. En mi opinión, ha llegado el momento de desacralizar el euskera, pero, para lograrlo, hace falta sensibilizar a la gente. Es necesario sensibilizarla para que tengamos un imaginario común entre las personas hablantes de euskera, de español o de francés. Como has comentado, es un contexto plurilingüe pero en esa convivencia debemos tener en cuenta el uso de las lenguas minoritarias. Esa fase de desacralización, desde mi punto de vista, tiene que pasar por desacralizar algunas herramientas como TELP, por ejemplo. Habrá que incidir en la cultura, en facilitar cultura lingüística a la ciudadanía, a las personas que se dedican a la política, a las que dirigen empresas, etc. Y ese paso hay que darlo utilizando un molde sostenible, duradero, a favor del uso del euskera. En este punto, subrayaría que es cierto que los sueños son importantes, pero también lo es el propio camino.

En la iniciativa BAM, por seguir con el ejemplo, vemos cómo compartimos nuestros logros, nuestro cansancio o incluso nuestros fracasos, pero los ponemos en común e intentamos llevar adelante las propuestas conjuntamente, dentro de esa inteligencia colectiva. Se trata de algo muy importante, más aún sabiendo que BAM es la aportación de una generación, me refiero a la nuestra, a la de las personas de entre 25 y 40 años; a esa generación de personas que defendemos el euskera y que, de algún modo, teníamos la necesidad de hacer una contribución, de que hubiese continuidad. Yo creo que este paso que hemos dado ha sido muy bien acogido dentro de la actividad cultural vasca.

Xan Aire eta Paula Kasares

“Considero que en el terreno de los usos sociales hay que dar un salto cualitativo en el futuro”.

Si dichas iniciativas se reforzasen, ¿en qué se incidiría? ¿Cuál sería su poder de influencia? ¿Qué «palancas» activarían?

X. A.: Sé que Euskaltzaleen Topagunea tiene el objetivo de seguir desarrollando la dinámica «Ahobizi Belarriprest». A finales de 2018, se hará un evento parecido en diversos puntos del País Vasco. Entre todas las personas participantes haremos una dinámica relacionada con «Ahobizi Belarriprest». En mi opinión, es una gran oportunidad para crear una iniciativa conjunta y participar en ella con la misma ilusión con la que recibimos la «Korrika». Hay que asumir cierto grado de responsabilidad, pero es una responsabilidad que genera ilusión, que se comparte con el pueblo y que se deja en manos del pueblo; a pesar de que, como has mencionado antes, las instituciones tienen competencia para patrocinarla. Yo creo que para ganar el uso del euskera en la calle es esencial que la ciudadanía se haga responsable de ello, que los ciudadanos y las ciudadanas constituyan su núcleo. El uso del euskera se ganará en las plazas y, después, se conseguirá un equilibrio. Desde mi punto de vista, eso es lo interesante y creo que hay que tomárselo como una especie de marcha sana y orgullosa. Tenemos la oportunidad de decir en la calle todas esas cosas que nos hemos callado hasta hora; y eso va desde un simple «Egun on» (Buenos días) hasta hablar con total normalidad en la sociedad actual. Avancemos hacia la sociedad y conectemos con ella a través de un simple «Egun on», para construir a partir de ahí un imaginario común.

P. K.: Cuando hablamos de activar el uso, nos referimos a modificar los comportamientos lingüísticos. Los comportamientos lingüísticos están enraizados en las relaciones personales, en los hábitos de relación. Si se plantean líneas de trabajo continuas, a largo plazo, en lugar de simples campañas o proyectos pequeños, esto ayudará a modificar dichas costumbres lingüísticas. Deberíamos superar, en parte, las iniciativas a corto plazo y plantear de otra forma el trabajo; es decir, plantear tareas y programas que den respuesta al reto que tenemos como comunidad de hablantes. Este reto de dar el salto cualitativo está, a mi juicio, unido al uso social y tenemos que pensar que, de alguna forma, puede darse a través de estas líneas de trabajo. Estoy de acuerdo con que en temas lingüísticos estamos acostumbrados a pensar en moldes de 0 o de 100 y, sin embargo, mediante el uso lingüístico limitado, progresivo... pueden darse también pasos interesantes. El objetivo final es, en cualquier caso, que el euskera tenga mayor presencia en la vida diaria.
 

Xan Aire eta Paula Kasares

“Si se plantean líneas de trabajo continuas, a largo plazo, en lugar de simples campañas o proyectos pequeños, esto ayudará a modificar dichas costumbres lingüísticas”.

¿Cómo puede contribuir el proyecto e5 de Eusko Ikaskuntza? ¿Qué aspectos destacaríais de ese proyecto?

X. A.: Con relación al euskera, hasta ahora hemos subrayado particularmente la iniciativa «Ahobizi Belarriprest» de Euskaraldia. e5 es un proyecto interesante. Esta iniciativa es una “aplicación” —siguiendo el diccionario de Maialen Lujanbio—. Tenemos que ser conscientes de que es una “aplicación”, una “aplicación” de un “sistema operativo”. Creo que el e5 interpela al “sistema operativo”. Voy a quedarme con esa metáfora; es decir, cuando hablo de «sistema operativo» me refiero a la actividad cultural vasca. Deberíamos plantear preguntas a la actividad cultural vasca, incentivar la formulación de preguntas, para saber qué estamos haciendo, para preguntarnos si la actividad cultural vasca tiene autoridad en la época y en la sociedad actuales. Para mí, tener autoridad no significa estar siempre gritando, sino reflexionar sobre si nos hemos organizado adecuadamente; si nuestras estructuras funcionan bien; si se complementan bien para conectar la actividad dinamizadora con la sociedad vasca; y si cuando actuamos, conseguimos llegar tanto a la ciudadanía de a pie como a las personas pertenecientes a ámbitos de investigación o de política, entre otros. Yo creo que es el momento apropiado para que el proyecto e5 pregunte especialmente por la actividad cultural vasca; para que reúna a las personas, a los actores, en diversos seminarios. Todas las partes intervinientes podremos ir planteando preguntas, de forma sana, cara a cara y, una vez formuladas, podremos colaborar para buscar las respuestas, de cara al futuro.

P. K.: A mí me parece muy adecuado para la reflexión, para el intercambio de opiniones, para crear oportunidades y para idear futuros escenarios del euskera. De hecho, el proyecto e5 es, en definitiva, un espacio para poder hablar sobre ello. Antes comentaba que el activismo, las iniciativas populares y los movimientos populares en favor del euskera han buscado históricamente que la lengua perviva y que se use con normalidad. Además, no hay que olvidar que, aunque hoy en día nos parece normal, hace cinco décadas o hasta hace no tanto, era algo impensable. Hay que recordar que la educación escolar en euskera era algo completamente nuevo e inimaginable para muchas familias; a pesar de que otras luchasen por conseguirlo, por tener esa oportunidad... Lo que quiero decir es que al principio fueron sueños, aunque, una vez materializados, nos parezcan hechos muy habituales. En ese sentido, me parece que puede ser una vía muy fructífera para la reflexión, para el intercambio de opiniones, para la consecución del sueño colectivo. Además, teniendo en cuenta que en muchas ocasiones de la vida diaria cada uno se mueve por su cuenta, en su territorio, en su ámbito de actividad, resulta imprescindible que haya espacios para intercambiar opiniones, para poder escuchar todas las necesidades y poder completar ese rompecabezas que da forma a nuestra realidad.

Xan Aire y Paula Kasares

Xan Aire y Paula Kasares.

Paula Kasares (Pamplona)

Doctora en Sociolingüística, ha realizado estudios de grado y posgrado en Filología Vasca y Antropología Social y Cultural.

Desde  1994 ha  desempeñado su labor profesional como técnica de euskera en la administración local de Navarra. Entre 2001 y 2003 fue directora del Observatorio de los Derechos Lingüísticos. Actualmente es directora del Servicio de Planificación y Promoción del Euskera de Euskarabidea – Instituto Navarro del Euskera del Gobierno de Navarra y profesora asociada del Departamento de Filología y Didáctica de la Lengua de la UPNA.

Es autora de tres libros y de varios artículos sobre sociolingüística y antropología lingüística. Asimismo, ha presentado comunicaciones en diferentes congresos nacionales e internacionales e impartido numerosas conferencias sobre la transmisión del euskera, el bilingüismo temprano y la socialización lingüística infantil.

Desde 2006 es miembro correspondiente de Euskaltzaindia/Real Academia de la Lengua Vasca.



Xan Aire (Urepele, Baxenabarre)

Trabaja como coordinador del proyecto lingüístico de Seaska. 

Divulgador amateur de Sociolingüística, de la mano de Euskaltzaleen Topagunea; principalmente, mediante diversos talleres impartidos en euskera o en francés en el País Vasco Continental (a personas jóvenes, madres, padres, profesorado, animadores y animadoras, estudiantes de euskera, agentes públicos, personas electas, ciudadanos y ciudadanas...). 

Miembro de la asociación en favor del euskera Adur, del Valle de los Aldudes. Colaborador de la asociación de cooperación lingüística Garabide. Colaborador de la dinámica BAM.

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