En una coyuntura excepcional como la que estamos viviendo por causa de la pandemia viral, se ha reactivado el debate sobre el modelo Europeo y su futuro. Una respuesta justa y coherente a la crisis obliga a replantear los actuales espacios de decisión.
Junto con europarlamentarias y europarlamentarios vasco-catalanes, debatiremos sobre las posibilidades de apertura de estos espacios para una construcción Europea de futuro.
Esta mesa redonda, se presenta como antesala del debate académico y socio-político que se desarrollará en las jornadas internacionales Conflictos territoriales de soberanía: hacia un código de buenas prácticas organizadas por Eusko Ikaskuntza y el Institut d’Estudis Catalans a celebrar los días 11, 12 y 13 de noviembre.
El mantenimiento del modelo confederal vigente en la Unión Europea otorga un protagonismo absoluto a los actuales estados-nación. Las unidades territoriales menores –regiones, naciones y pueblos sin estado–, ven muy limitada su capacidad de influencia en el marco europeo, y su autogobierno interno depende del grado de descentralización otorgado por los estados-matrices. En una coyuntura excepcional como la que estamos viviendo por causa de la pandemia viral, se han reactivado los viejos debates sobre la federalización de Europa. La gestión más justa y eficaz de los fondos destinados a hacer frente a las graves consecuencias económicas derivadas de esta crisis sanitaria puede estar ligada a una federalización basada en unidades territoriales no coincidentes con los actuales estados. La gestión subsidiaria de los fondos europeos, así como la implantación de un espacio fiscal europeo que permita dar una respuesta justa y coherente a la crisis a escala regional obliga a replantear los actuales espacios de decisión. Esta adecuación territorial muy probablemente permitirá reforzar la capacidad política de los pueblos, naciones o regiones sin estado, conforme al principio de “no taxation without representation”. No en vano, el debate político sobre la opción federal o confederal nos retrotrae a los inicios de constitucionalismo americano y a las propuestas favorables a un gobierno federal fuerte de Alexander Hamilton. En un marco de buenas prácticas para la resolución de conflictos territoriales de soberanía, la federalización de Europa podría facilitar que las naciones europeas sin estado alcanzaran una estatalidad propia en el seno de un proyecto europeo federal común.
Mesa redonda: Europa, ¿futuro federal o confederal?
En el debate participaron Izaskun Bilbao Barandica – europarlamentaria del EAJ-PNV –, Pernando Barrena Arza – europarlamentario de EH BILDU –, Toni Comín – europarlamentario JxCat – y Jordi Solé – europarlamentario ERC –.
El debate se produjo justo en la antesala de las negociaciones del Consejo Europeo, cuando negociaba lo que finalmente se ha denominado el “gran pacto para la recuperación”, con la que afrontar la crisis originada por el coronavirus. En el debate se analizó el contexto actual ante la crisis, los retos que están por abordar, y las medidas que las instituciones europeas estaban proponiendo para afrontarla, así como las diferentes posturas que los estados miembros mantenían respecto de las mismas.
Se debatió la necesidad de llevar a cabo medidas que reforzasen la posición de instituciones europeas como la Comisión y el Banco Central para la gestión de la crisis, potenciando las tendencias federalizantes frente a la posición más confederal de ciertos estados miembros, en el que el derecho a veto viene frenando la evolución de la Unión. En el debate se reflejaron las distintas expectativas de cada ponente en relación a esa evolución hacia un modelo más federal.
Lo que si compartieron era que nos encontramos en un nuevo momento constitucional de Europa, un momento especial – que algunas personas incluso lo llegaron a calificar de ventana de oportunidad: su momento Hamiltoniano – para lograr una Europa en la que se lograra hacer prevalecer los intereses europeos superiores sobre los propios de los estados-nacionales, en un marco de soberanía europea con mecanismos de solidaridad más fuertes.
Este momento “histórico” de reformulación del proyecto europeo, plantea grandes preguntas sobre cómo legitimar democráticamente un poder europeo que ha de lograr compartir recursos propios (impuestos directamente europeos) y retos comunes. Los pueblos sin estado de Europa forman parte de esa legitimidad democrática europea y en estos momentos de cambios estructurales pueden abrirse nuevos espacios colaborativos para dar voz a la visiones singulares que hasta ahora han estado ocultas. Puede ser momento para profundizar en su capacidad decisión efectiva en el proyecto europeo. Como señaló Jordi Solé: “Es momento de ahondar en aquellas visiones que nos permitan ir más allá” y aprovechar las oportunidades de un futuro europeo compartido.
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